Un país en proceso de sanación que, sin embargo, aún no ha logrado librarse de las fuerzas que impiden el cambio. Esa es la Argentina que Mauricio Macri describió ayer, en el acto de apertura del 135° período de sesiones legislativas. Entre los resabios del pasado y como una excepción del desempeño de 2016, el jefe de Estado mencionó la resistencia a acometer la reforma electoral. “¡Es una vergüenza que en el siglo XXI sigamos votando con un sistema arcaico y que se presta a la trampa!”, exclamó ante los senadores, diputados, miembros del gabinete, ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (concurrió en pleno), gobernadores e invitados especiales presentes.
Macri discurseó por espacio de 61 minutos: un minuto menos que en 2016, cuando debutó como orador de la asamblea legislativa (la mayor parte del tiempo leyó el guión, pero al final dejó los papeles y habló “de memoria”). El Presidente fue aplaudido en 53 ocasiones: a menudo los palmoteos de los miembros de Cambiemos se confundieron con los abucheos de la oposición. Al igual que el año pasado, el antioficialismo decoró el recinto con leyendas antidespidos, antiajustes, antibuitres, etcétera.
El Presidente tocó sus temas clásicos: la pobreza (insistió en que es una prioridad), el narcotráfico y la unidad de los argentinos. Anunció que iba a firmar decretos para evitar conflictos de intereses (sin explicitar el caso del Correo) y a promover la sanción de una ley de responsabilidad empresaria. Celebró la recuperación de los datos estadísticos objetivos; del diálogo político; de la independencia del Banco Central; de la obra pública limpia y del Estado “sin punteros ni clientelismos”. Sin nombrar al kirchnerismo, dijo que la década pasada había sido la de la corrupción y el despilfarro. Defendió dos políticas muy cuestionadas: la actualización de las tarifas de servicios públicos y la científica. Y volvió a exigir verdad y transparencia. En cuanto a la Justicia, festejó que haya más libertad para investigar, pero pidió avances. “Queremos saber qué pasó con el fiscal (Alberto) Nisman y con su denuncia”, dijo. La alocución terminó con una arenga: “escuché a muchos, pero las palabras que más me quedaron son muy simples: ‘no aflojes, no aflojes Mauricio’. Y yo les digo hoy: no aflojemos. No nos demos por vencidos. Ratifiquemos nuestra convicción por el cambio y no escuchemos las voces de aquellos que nos quieren desanimar”.
CINCO MOMENTOS DEL ACTO EN EL CONGRESO NACIONAL
“NO TENGO CARIES”
El presidente Mauricio Macri recién empezaba a hablar cuando se apartó por primera vez del programa. “Ya estamos... Un poquito... No tengo caries, no tengo nada, está todo bien”, dijo al panal de fotógrafos que rodeaban el estrado. Fue sin duda una manera original o cuanto menos curiosa de “invitarlos” a retirarse.
EL CONFLICTO DOCENTE
Cuando Macri llamó a proteger a los maestros que sufren agresiones uno de sus interlocutores gritó que había que cuidar a Roberto Baradel, el gremialista identificado con la oposición kirchnerista. El Presidente contestó: “no creo que Baradel necesite que nadie lo cuide”. Luego, el dirigente aludido radicó una denuncia penal.
UN REGALO SIMBÓLICO
Mientras Macri se dirigía a la asamblea legislativa, la diputada misionera María Britez (FpV) se acercó al escritorio y dejó un paquete de yerba. Al terminar su alocución, el Presidente tomó la bolsa e hizo un gesto con la cabeza a la legisladora, que con el regalo simbólico expuso la crisis de los productores yerbateros de su provincia.
EL AFECTO
Luego de reconocer que no era habitual referirse “al afecto” en un discurso presidencial, Macri dijo: “los momentos más importantes, más plenos, más felices de nuestras vidas están vinculados con los afectos, porque los sentimientos, las emociones son lo más real que tenemos. De eso está hecho el país”.
“SÍ SE PUEDE”
Aunque el cántico de Cambiemos había aparecido en otros tramos del discurso, el “sí se puede” se escuchó con mayor intensidad al final, cuando Macri anunció que Argentina se estaba de pie. Y añadió: “por eso hoy más que nunca tenemos que confiar en nuestra capacidad y en nuestra capacidad de hacer juntos”.
PRESENCIAS Y GESTOS QUE LLAMARON LA ATENCIÓN
LA CORTE DE LA NACIÓN COMPLETA
El máximo tribunal del país presenció la apertura del 135° período de sesiones legislativas: Ricardo Lorenzetti (titular), Elena Highton, Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. ”¡Qué horror verlo!”, dijo la diputada oficialista Elisa Carrió al saludar a Lorenzetti, según ella misma comentó. Carrió denunció varias veces al jefe de la Corte (foto).
Duhalde entre los miembros del Gabinete
Eduardo Duhalde fue el único de los ex presidentes que asistió al acto en el Congreso. Su presencia no pasó inadvertida porque se sentó junto a los colaboradores del jefe de Estado, a la par del jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Las ausencias
MÁXIMO KIRCHNER FALTÓ POR SEGUNDA VEZ
Además del hijo de los ex presidentes Néstor y Cristina Kirchner, estuvieron ausentes Sergio Massa, líder del Frente Renovador (viajó a Israel); la procuradora general Alejandra Gils Carbó (no habría sido invitada), y los senadores justicialistas tucumanos José Alperovich y Beatriz Mirkin. Juliana Awada, la primera dama, tampoco presenció el acto.
LAS PALABRAS NO PRONUNCIADAS
El presidente Mauricio Macri usó 5.857 vocablos, pero omitió referirse al Bicentenario de la Independencia celebrado en 2016 y a Donald Trump, el controvertido presidente estadounidense. Por segundo año consecutivo, recordó la tragedia de Once: el año pasado también había evocado la de Cromañón.